El Karma: Una ley de la vida.


Cuando se trata de tus acciones, podemos afirmar que hay consecuencia. Precisamente eso es el karma, significa acción. Nuestras acciones son inexplicables, y no por los motivos que nos llevan a hacerlas. Se trata de una fuerza interna y externa; ambas ligadas para generar una consecuencia a las mismas. Es una ley acerca de que una causa tiene un efecto y es muy similar a la Ley de Newton acerca de que “cada acción debe tener una reacción”.

Podría decirse que cuando actuamos –según debe haber un previo pensamiento–, lo ocurrido no puede eliminarse. Lo hecho, hecho está y ya lo hemos escuchado miles de veces. Se pensaría que esto es un castigo, pero no gente hermosa… El karma es aprendizaje obtenido por esta ley divina. ¿Quién no necesita del karma? Mejor pensemos que esto más que un castigo, es de que cada quien tenga lo que se merece. Nadie escapa de sus actos.

El karma es inevitable y no tenemos consciencia del mismo hasta que lo sentimos. Un hecho puede ser no-kármico si este fue provocado por nuestra cuenta y si así lo decidimos. Cuando hay consciencia, no hay engaño. No podemos hacernos mártires si sabemos un resultado y una respuesta. Entendamos muy bien este detalle para comprender que el karma si es como una ley divina y que jamás podrá detenerse. Nadie puede burlarse al karma. Puede salvarse de muchas cosas, pero no porque esté haciéndole una mala jugada al karma. La hora nos llega a todos.

El problema del karma, es que cuando este ocurre, se lleva todo a su paso. Es del tipo “todos pagamos por uno…” y lo mucho que detesto esa parte. A veces el karma es directo, pero no lo es cuando involucramos a personas en ello.

Por ejemplo: Es como cuando alguien te rompe el corazón. Tarde o temprano entenderá lo que te hizo y terminaría arrepintiéndose sin que vos lo sepas. La cuestión es que vos quedaste con un daño que puede repercutir en tu confianza hacia el prójimo o crear ciertos rencores que vas a llevarlos de una persona a otra. ¿Comprenden? No estoy justificando, pero vean la causa y el efecto en esto tan simple que les plasmo.

No toda acción es karma-productiva y eso porque si es un acto netamente incoherente, no lo hay. Sencillamente porque asumimos de forma estúpida –valga la redundancia– y nos toca pagar por nuestra tontería. También decir que una persona que fuma, bebe, se droga y hasta el mismo placer producido por el sexo, no es motivo de karma. Porque realmente son aspectos que producen placer y llegan a ser adictivos. Estos no tienen una vuelta atrás, y ya son como son. No hay responsabilidad en ellos, más que el mismo humano tomándolas.

Es como que una chica adolescente salga embarazada y no sepa porque. Y lo siento cariño, ¿esperabas un sándwich luego de no cuidarte? Esto es inercia, ya debe ser lógica en la mayoría de los casos. Entonces aquí no hay karma.

Todo esto nos indica que el karma es una acción que conlleva responsabilidad sin percatarnos de lo hecho. Sea bueno o malo, vamos a tener lo que merecemos. Cuando hay lógica e incoherencia, no hay producto del karma. Cuando lo hacemos sin consciencia y porque somos fieles a nuestro verdadero ser, HAY KARMA.

¿Interesante, cierto? Y espero haber cumplido bien con la petición sobre esta entrada.


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