La palabra
poder tiende a ser mal utilizada. De repente porque se piensa que una persona común
y corriente o con poca buena suerte pueda tener poder. Si piensa que el poder
ya se trae de nacimiento y otras veces que solo se trata de quienes tienen
mucho dinero. Está muy lejos de ser así.
Poder no es
poseer. En ese caso, no estaría vinculada a “yo tengo”.
Etimológicamente
se refiere a la capacidad de hacer, plasmar o referir. El tener poder es acerca
de acción, es de como actuamos de acuerdo a nuestras capacidades.
No nacemos
con poder, pero si con una esencia única. Entonces, como seres únicos, podemos
desarrollar habilidad dentro de nuestras facilidades naturales. Si para alguien
la pintura resulta muy entendible, si desarrolla esas habilidades, es seguro
que será un buen pintor o una buena pintora. Nacimos con cierta tendencia que
nos orilla a muchas áreas.
Cuando
dicen “querer es poder”, es verídico. Si deseamos desarrollarnos en un campo,
vamos a generar frutos que nos dirigirán al poder. Y no tratando de insinuar un
poder material o económico, sino el poder de obrar y lograrlo.
Desde el
punto de vista espiritual, el poder es un impulso y muy fuerte si deseamos que
este se desenvuelva. Ese impulso se acopla a nuestro talento y a nuestra
esencia.
Es
importante tener confianza para adquirir mayor poder en nuestra persona y
darnos cuenta de nuestras verdaderas habilidades y no dar por hecho que no
podemos hacer algo que no hemos intentado por negatividad.
Recuerden
desarrollarse lo más que puedan. No porque dejemos de ser ignorantes, sino
porque el humano es un ser capaz de crear, conocer y vivir si se lo propone.
Un
pensamiento breve para reflexionar.
¡Besos!
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