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El primer rose fue tan pausado, nada frenético y se sentía el apego interno en un sólo sentir, porque era la piel transmisora de emociones. 



Todo se escondía en la piel, que decía lo mucho que unos dedos entrelazados podrían significarse. Era una necesidad, ¿sabes? Y me encantó sentirlo por primera vez. Era un gran paso, sí..., una demostración de que eras tú a quien quería tener así. Tantos mensajes que piensas poder enviar a través de una palabra, pero tocar, el hecho de sentirse de esa manera, describe el alma. No lo dudes, que tomarse de las manos, no es sólo tomarse.




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