La acción es más que una creencia, que una secuencia de pasos
y aunque pensemos que se trata de simplemente llevar un paso hacia adelante,
lleva consigo múltiples sentimientos que quedan expuestos ante cada acción. El
momento en el que decidís actuar, es porque acabas de lidiar con una situación interna
que te detenía con anterioridad o que impedía que lograras dar ese paso.
Comúnmente, el mundo se expresa de una forma superficial
cuando se trata de actuar. Piensan que accionar es tan sencillo como abrir un
libro de tu asignatura favorita de darle pie a las tareas. No, no se trata de
algo tan lógico como algo que nos guste.
Accionar es más que decirlo, o sentirlo.
Si algo en tu interior
te mantiene en la idea de que lograr tus objetivos es imposible y absurdo, no
vas a poder actuar. Y mientras no te creas que realmente estás haciendo lo
mejor, todo puede cambiar de realidad.
Es indescriptible la idea de romper ese muro que te aturdía y
oprimía a situaciones de las que no te sentías protagonista. De cierta manera,
el accionar nos lleva a mucho de lo deseado. Porque se refiere a voluntad, y
todos somos voluntad mientras luchemos por lo que soñamos.
Sé es una breve reflexión, pero creo que en pocas palabras
podemos abarcar grandes dimensiones y llegar a esas fronteras deseadas.
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