Si tuviera
que definir las emociones humanas, diría que son un millar de
justificaciones. Siempre que actuamos es
en base a estas mismas emociones. Cada persona siente diferente, y por ende la manifestación
de las circunstancias puede ser adversa o contraria a nuestro sentir.
No podemos
juzgar a nadie por su sentir. Alguien puede sentir una ola de bajas emociones
pero que en manifestación son completamente exageradas a la circunstancia. OJO,
que la circunstancia es subjetiva.
Esta breve introducción
es para la rápida comprensión de la entrada. La finalidad es que con este post
pensemos mejor en lo que estamos creando mediante nuestras emociones.
¿Saben?
Suele pasar que conocemos quienes pasan por situaciones sumamente difíciles en
su vida y hasta nos preguntamos cómo le hacen. Resulta que es normal manifestar
algún aspecto aparentemente “desequilibrada” ante estos hechos. Un ejemplo:
Crecer sin hogar para muchas personas significa superación y tener el hogar que
nunca se tuvo. Para otras se trata de no tenerlo, y les basta con su persona.
No voy a juzgar ninguna de las manifestaciones. Ambas tienen un fundamento.
La cuestión
es que somos tan inteligentes y manipuladores, que en nuestro yo (el área más
interna de nuestra alma), guardamos de aquellas manifestaciones una razón para
estas. Dirán, ¿qué podría ser? Fácil: Las benditas justificaciones. Estas son
aquellas que solapan nuestras acciones intencionalmente.
Digamos que
María fue engañada con anterioridad. Aquella situación marcó su vida. En vez de
tratar esa espina que está muy clavada y sacarla de una vez por todas; María
conoce a William y lo engaña. Es un efecto rebote, pero no tanto en su
concepto. Ella actuó así porque su ex pareja le hizo exactamente lo mismo. Su manifestación
fue hacerle daño a alguien más.
¿Tiene esto algo de coherencia?
En la psicología
esta es la verdadera lógica y coherencia. Pero dentro de ese aspecto se debe
mencionar nuestra humanidad.
Los expertos lo dicen una y otra vez, pero nos escudamos en nuestras vivencias más negativas o en detalles que no hemos analizado.
La acción es individual. No porque Juan es bipolar, es que puede asesinar. He escuchado ese cuento unas mil veces y siguen afirmando no tiene que ver una cosa con la otra.
Si María tuviera humanidad, sabría que engañar a William es injusto puesto a que ella comprende lo que significa ese tipo de traición.
Esto indica que es nuestra humanidad es la líder de las acciones que llevamos a cabo. Dentro de cada uno de nosotros hay algo que nos caracteriza, y es eso mismo. Aún y con todos los estudios posibles, entender muy bien el grado al que una persona puede llegar en su manera de actuar, es un camino sin rumbo fijo.
Les aconsejo que dejen de justificarse tanto. Hacen las cosas cuanto se les dé la gana. Ni la infancia más dura y cruel indica que debamos pagar con la misma moneda a quien…
Por cierto, ¿A quién? ¿A una persona que no tiene la culpa de nada?
Reflexionemos acerca de esto y tratemos de actuar mejor sin justificarnos. Somos seres pensantes, no una programación y el control esta en nuestro ser.
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