Los
embarazos en adolescentes, son comunes en nuestra sociedad y sabemos que no es
del todo correcto si pensamos en los riesgos y situaciones a las que se exponen
las jóvenes. Si nunca escucharon sobre la Organización Mundial de la Salud
(OMS), les comparto datos estadísticos sobre el embarazo en adolescentes:
Unas 16
millones de muchachas de 15 a19 años y aproximadamente 1 millón de niñas
menores de 15 años dan a luz cada año, la mayoría en países de ingresos bajos y
medianos.
Las
complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte
entre las muchachas de 15 a19 años en todo el mundo.
Cada año,
unos 3 millones de muchachas de 15 a 19 años se someten a abortos peligrosos.
A mi
parecer, estos datos están bien delimitados y excluyes algunas edades
importantes, que son las menores de 15 años de edad. Mi experiencia en cuanto al acercamiento a este público objetivo, debo decir que la mayoría de los casos se presentan en
menos de 17 años e inclusive, algunos embarazos se han dado en menos de 10 años
de edad. Los riesgos en salud son innegables, sin embargo, viéndose la falta de
educación y desinterés por parte de los jóvenes a cuidar su cuerpo y en muchos
casos, no ser precavidos en la relación sexual por cuestiones de mitos y
situaciones amorosas que, llevan a prácticas inadecuadas; nos topamos con una
realidad del siglo 21 que debemos asumirla con coherencia.
Las
instituciones públicas y privadas en salud, deberían de centrarse en combatir
esta ignorancia, pero desde el punto de vista psicológico que suele ser el menos destacado.
¿Por qué guiarlas?
Bien dicen
que es fácil quejarse cuando el problema ya está hecho, porque sinceramente,
sabemos que la práctica sexual es común en el mundo de los jóvenes.
En el tema social, los embarazos
en adolescentes afectan el ciclo de la vida.
No hablo de
que un joven no pueda ser maduro para llevar a cabo una vida sexual, porque hay
algunos que, si la practican con responsabilidad y felicito a quienes lo
hacen, pero traer niños al mundo debe ser de forma consciente y recordando que
un bebé no viene al mundo a pasar por hambre o malos tratos. Eso debe ser un
factor que, como adolescentes, deben reflexionar y pensar que, así como ustedes
pasan a una etapa de sus vidas que no se sienten seguras, igualmente será para
un pequeño que nazca y viva en condiciones que no merecen. Hagamos un balance
entre los impulsos y la responsabilidad, y evitemos que sus vidas cambien
radicalmente por embarazos.
El
nacimiento de un bebé no deseado, es radical y surgen muchas inconformidades a
nivel psicológico porque en esta ocasión se va a educar a un pequeño y se pondrá
SIEMPRE en primer lugar.
¿Qué hacer
cuando ya hay un embarazo?
Yo preferiría
hablar de afrontar la situación como debe ser y con responsabilidad, pero también
considero que se debe considerar la realidad actual del entorno social en
el que la futura madre introducirá a su pequeño. Como sociedad, se debería tener
en cuenta la adopción a parejas que no puedan tener hijos de forma natural pero
que tienen las ganas de ser padres. ¿A quién le conviene esto? A los y las
adolescentes incapaces mentalmente y económicamente hablando, de darle una vida
digna al bebé. Pregúntense si en sus países existe esto, porque deberíamos de exigir
el bienestar de la futura población.
Sin
embargo, no siempre existen estas posibilidades, por lo que deben picar piedra
y hacerse cargo porque no podemos ignorar y mucho menos olvidar, el hecho de
venir al mundo es motivo de entrega total y los jóvenes merecen charlas que les
fomenten ese humanismo.
¿Cómo deberían
de estructurar estas charlas?
Desde una perspectiva
realista, en donde el enfoque no sea regañar a los jóvenes, sino comprender la
falta de conocimiento y los aspectos sociales que influyen para que, a pesar de
tener información a través de los medios de comunicación masivos, ignoren esta
realidad para darles a su cuerpo el cuidado necesario para evitar un embarazo
no deseado e infecciones de transmisión sexual.
Un enfoque
social, un enfoque de salud y siempre recalcando el conocimiento, es sumamente
importante para que los adolescentes se empoderen y logren introducir esos nuevos
conocimientos o nuevos entendimientos, a sus vidas para lograr un cambio
permanente.
Pero, es
poco efectivo cuando la iglesia intenta interferir, porque pedirle a un joven que espere al matrimonio para iniciar su vida
sexual, cuando quizá muchos ni siquiera piensan en casarse porque tienen una
forma de pensar que nadie puede obligar a erradicar, no es realista ni una forma coherente de acercamiento. Como campaña,
jamás utilicen la religión y mucho menos hablen de pecados. No podemos meternos
en las creencias para hablar de una realidad muy distinta en pleno siglo 21 y año
2017, en donde los jóvenes están experimentando su sexualidad con mayor
libertad.
¿Cómo resumirlo?
Los jóvenes
no quieren ser señalados, sino entendidos y deben ser guiados. Los padres, en
vez de crear un ambiente de guerra, pueden reclamar, pero mientras ese embarazo
siga, tienen que pensar en el bebé y en la salud mental de la joven que puede
interferir en el crecimiento del mismo.
¿Por qué escribo
sobre esto?
De forma
incoherente se llevan a cabo distintas intervenciones y esta no es más que una opinión
que puede ser productiva y de igual manera, si alguien lee esto puede estar de
acuerdo o no, pero los jóvenes merecen ser escuchados propiamente. El entorno social
es tan importante, ya que este es el que inicia o inhibe muchísimas conductas y
actitudes del ser humano y si quizá el verdadero enfoque, está en como es la
sociedad mientras crecemos y adquirimos ese pensamiento abstracto.
Espero que
esta entrada les genere algo para pensar o discutir, de cualquier manera, el
pensamiento siempre es productivo en todas sus formas. ¡Feliz inicio de semana!
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