¡Vaya! ¡Vaya!
¿Acaso no es bueno comenzar un nuevo mes con una reflexión? Cada quien tiene su
propia reflexión con respecto al pasado mes de septiembre. Debo decirles que si
tengo por compartirles un pensamiento que lo siento importante para que este
mes resulte mayormente en bienestar y no tan tedioso, y así lograr respirar muy
hondo.
Septiembre
para mí no fue un buen mes. Empezando que estoy rodeada de personas que no las
considero buenas, me sentí frustrada en su mayor parte y no fui tan optimista
como suelo serlo. ¡Se vale! Eso no me cabe duda alguna.
La razón
por la que no fue un buen mes, es porque me aturdí por tantas cosas y no comprendí
que todo tiene su momento. Pensamos que estamos mal, y no lo estamos. Solamente
que si tiene su proceso, todo tiene su momento de ser. No me cabía en la
cabeza, y ya lo he comprendido. Mucho depende de nosotros, y mucho no depende
de ello.
Entrando
en nuevo mes y se me ocurre que a veces nosotras y nosotros vamos con todo lo
que va. Hacemos y deshacemos; vamos por ahí y por allá; creemos que es mejor ir
en esta secuencia. Según nuestro pensar, es mejor el desenfreno que la
tranquilidad. Y, ¿En dónde queda el control?
No me
refiero a la pasividad, sino a tener un balance de cómo actuamos o cómo vamos a
hacerlo. Es curioso que creamos que siempre es mejor hacer las cosas y no creamos
que lo mejor sea evaluar la manera en la que nos sentimos con respecto a
nuestras acciones.
Ese es
el control del que hablo: ser-acción.
Si no tenemos
un vínculo entre estos, ¿Servirá de algo darlo todo? Pues no. Te preguntas: “¿Por
qué no resulta si estoy dando todo de mí?” He aquí la respuesta: No te sentís bien
de hacerlo o no te sentís bien haciéndolo. Seguramente existe una
incertidumbre, una inseguridad, alguna clase de arrogancia de tu parte, que no
te permite llegar a ello. Guarda la calma, que esto no es tan malo. Es
inclusive normal que juguemos con fuego todo el tiempo y que pensemos más en lo
que vamos a obtener, que en nuestro desgaste como persona.
La
pregunta es: ¿Cómo hacerlo?
Si bien
casi nunca lo hacemos, no es imposible. De hecho, el interior debe valorarse más
–no solamente en lo físico-, sino porque el control se encuentra en cómo nos
sentimos. Todo se propaga desde nuestro interior y eso pone barreras entre
nuestros deseos y nuestros sentimientos. Valora más quien sos y tus
necesidades.
¿Llegaste
a pensar si necesitas lo que deseas? ¿Lo deseas porque te aferraste a que debía
ser para vos? Estas preguntas son las que nos hacen entender mucho de aquello
por lo que luchamos. Pensa, ¿Qué será de vos si alcanzas aquello que deseas y
te sentís vacío o vacía? No habrá tenido sentido luchar por ello si no te
llena, no te hace sentir casi completa o completo… Porque quiérase o no, el “desear”
también es en vano.
Con
esta reflexión les invito a la evaluación para encontrar ese control. Después
no te preguntes razones, ya que esto es lo que tiende a ser la barrera en
nuestra vida. Encontremos el control, y estemos mucho mejor.
¡Feliz
Dominguito!
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